Nombre común: Hadas.
Nombre científico: Faerica sapiens.
Hábitat: Distribución global.
Estado de conservación: Preocupación menor para subespecies F. s. gaelica, F. s. eurasia y F. s. avalonensis. En Peligro para F. s. norsentinelensis.
Descripción: Las hadas (Faerica sapiens) son un especie de seres animales aeterogénicos1 inteligentes descendientes de espíritus de la naturaleza, fuertemente emparentados con pixis (Faericum fatum) y los espíritus conocidos como fuegos fatuos. Esta relación llego incluso a confundir a la gente de antaño al punto de pensar de que se trataban de un solo ser.
Son originarios de Europa, el oeste de Asia y el norte de África, sin embargo, su extensión actual abarca el mundo entero.
Son seres bastante curiosos, aún más que los humanos, teniendo una actitud bastante jovial, aunque en ocasiones ciertos grupos tienden a comportamientos caprichosos. Antaño eran bastante reservados sobre sí mismos, siendo bastante cerrados a convivir con otras razas de manera sostenida, pero actualmente, salvo por las llamadas Hadas de Hueso, su integración en la sociedad es completa y sana, aunque aún con bastantes reservas en cuanto a todo lo que ocurre en Ávalon.
Orígenes y Características
El ancestro más antiguo de las hadas actuales (Faerica bellaetferocis) tenía una apariencia un poco más llamativa, contando con cola larga y fina, dientes afilados y garras, según se indica en los registros fósiles, sin embargo, salvo por esas diferencias, tendrían una forma general muy similar a la actual.
Las hadas son en extremo parecidas a humanos o elfos, siendo las diferencias morfológicas más claras una complexión más fina y estatura promedio bastante menor (oscilando según la región entre 1.40 y 1.50 metros), contando además con orejas puntiagudas grandes y ojos relativamente grandes.
En su aspecto a veces presentan colores de cabello y ojos rara vez presentados en otras especies, como el azul o el morado; aún teniendo color de cabello similar a las tonalidades mostradas en humanos y elfos, siempre cuentan con un brillo iridiscente característico.
Son capaces del volar mediante un uso combinado de propulsión taúmica para elevarse e impulsarse y alas que les permiten maniobrar al moverse rápidamente, con un funcionamiento similar a las alas de un colibrí. Por lo general, las alas están ocultas en un forma etérea e invisible, materializándose a voluntad del individuo. Esto les permite en ocasiones camuflarse entre otras razas, con distintos grados de éxito, siendo más frecuente entre humanos y elfos, donde su aspecto les hace pasar como personas bellas para sus estándares, aunque inusualmente bajos de estatura.
Su naturaleza como seres aeterogénicos descendientes de espíritus de la naturaleza les da una fuerte afinidad con la energía táumica en diversas formas, presentando un sistema inmune, tanto a nivel biológico como táumico, muy resistente a la radiación mágica a su vez de ser bastante eficientes en el uso de taumaturgia, lo que provoca que la misma radiación mágica que emiten es muy baja en comparación a otras especies. Este origen también les otorga excepcionales cualidades en cuanto a espiritismo y magia elemental se refiere.
Una característica bastante peculiar, y por la que son reconocidas las hadas, es su longevidad extrema, rondando un promedio de 2000 años, con un envejecimiento tan lento que es casi imperceptible para otras especies. Son muy pocos los casos de hadas que han muerto por edad, siendo individuos que se les estima al menos 10, 000 años de edad como mínimo, aunque se estima que un hada podría vivir prácticamente de manera indefinida mientras se mantenga sano con una dieta adecuada. Los estudios realizados por diversos científicos muestran que ésto es por una combinación del flujo de energía táumica tan eficiente con el que cuentan, lo que renueva y preserva sus cuerpos constantemente, estimulando la continua reparación y regeneración de células y tejidos lo que puede contrarrestar por completo la mayor parte de los daños causados por diversos factores externos2, y la resistencia natural a la radiación mágica, dándole un blindaje natural a alteraciones de naturaleza taumatológica. Ambas características se han conjugado produciendo así ese efecto de juventud casi eterna.
El registro fósil parece indicar que una extensa esperanza de vida acompaña a las hadas desde sus ancestros, y que no ha hecho más que aumentar con el paso de las generaciones. Esto deriva en una tasa de natalidad relativamente baja, incluso más que en los elfos, aunque curiosamente son compatibles con la mayor parte de especies inteligentes para tener descendencia híbrida.
Al tratarse de seres aeterogénicos, es muy difícil determinar una cronología precisa de su evolución antes de convertirse en seres materiales, siendo las causas de que llevó a espíritus a tomar una forma física un motivo de fuerte especulación incluyendo depredadores, un cambio drástico del ecosistema espiritual como una introducción de demonios o una perturbación en el flujo de la energía espiritual local que les llevo a tomar formas materiales para sobrevivir. Sumado a ello está la gran longevidad que tienen, lo que deja muy pocos fósiles de hadas y sus ancestros para trazar una línea de tiempo de sus cambios y adaptaciones aún tras el cambio a una existencia material.
Integración en la Sociedad
Su sociedad durante siglos fue motivo de debates, hasta que alrededor de los siglos XIII y XIV comenzó a tener convivencia más frecuente con humanos, elfos y orcos, integrándose con el resto de la civilización de poco en poco. Durante este tiempo, había opiniones mixtas sobre la conveniencia de tener a hadas, dado que el antropocentrismo era muy fuerte en la época, y sólo fue incrementándose en los siguientes cinco siglos, lo que eventualmente llevó a la nación-plano de Ávalon al ostracismo total durante mucho tiempo.
Para el siglo XIX, las hadas fueron afectadas por los ideales de racismo, especismo y eurocentrismo, por lo que tuvieron participaciones importantes en eventos como las luchas de independencia en América como parte de dichas insurrecciones y otros movimientos similares.
Sin embargo, durante el tiempo de la Primera y Segunda Guerra Mundial tuvieron un reconocimiento como parte de los grupos especiales junto a los orcos, los cuales sufrían una discriminación aún más dura que las hadas. Esto cimentó una visión positiva de las hadas como el imaginario colectivo como seres capaces, valientes y animados.
En la actualidad, las hadas son ampliamente aceptadas, lo que derivó en una abertura parcial de Ávalon, país que sigue reacio a ser completamente transparente sobre lo que ocurre detrás de sus fronteras, pero al menos ha comenzado a intervenir y relacionarse como uno más de los actores en el panorama global.
Subespecies y sus diferencias
Se ha reconocido actualmente un total de cuatro subespecies de hadas, siendo éstas las hadas continentales, las hadas gaélicas, las hadas de Ávalon y las hadas de hueso. El 70% de la población de hadas actual está comprendido por hadas gaélicas y continentales, mientras un 5% serían hadas de Ávalon. Del 25% restante casi todas son hadas híbridas, mientras un pequeñísimo porcentaje indeterminado son Hadas de Hueso.
Hadas Gaélicas
Un hada gaélica con icónico cabello rojizo intenso que se presenta muy a menudo en esta subespecie.
Debido a diversos estudios genealógicos, se considera a las hadas gaélicas (Faerica sapiens gaélica) como las “hadas originales” de las que derivó el resto. El origen de éstas se encuentra en las islas que conforman los actuales países europeos de Reino Unido, Irlanda e Islandia, además de las Islas Feroe, pertenecientes a Dinamarca.
Tienen una predisposición genética a presentar colores muy vivos e inusuales de manera más frecuente en sus cabellos, aunque destacan más aún los individuos de un vibrante cabello rojizo o rubios platinados, los cuales son muy raros de darse de manera natural en otras especies humanoides; igualmente los colores de ojos suelen ser muy saturados y profundos en comparación incluso con otras subespecies de hadas.
Su cultura básica es muy similar a aquellos de celtas y nórdicos humanos, al punto de compartir panteón y muchos elementos religiosos. Por este motivo es que antropólogos y feeriólogos3 coinciden en que debió haber un fuerte intercambio cultural entre pueblos humanos y feéricos durante un gran lapso en tiempos prehistóricos, incluso hasta el siglo I d.C.
En cuanto a sus capacidades taumatúrgicas, como con todas las hadas, presentan una afinidad espiritual y elemental excepcional, sin embargo, las habilidades espirituales de esta subespecie feérica sobresalen con creces del resto, siendo muy común las prácticas de espiritismo de infusión y de evocación en la mayor parte de las hadas desde una edad muy temprana, vinculadas mayormente a la naturaleza.
En el pasado, las hadas gaélicas habitaban en pequeñas aldeas ocultas por magia de ilusión y protegidas por trampas que desorientaban a intrusos. Éstas estaban distribuidas por toda la zona insular europea en el Atlántico Norte, sin formar realmente grandes asentamientos, con actividades alrededor de agricultura y pastoreo de subsistencia.
En la actualidad, debido a la globalización, y como ocurre con el resto de grupos étnicos de otras especies inteligentes, se encuentran distribuidas en gran parte del mundo y forman parte de una sociedad multicultural, adoptando estilos de vida muy diversos y distintos a los de sus ancestros, sin embargo, gran parte de éstas hadas aún mantienen un vínculo fuerte a sus orígenes en cuanto a la práctica tradicional de la taumaturgia como algo que se enseña de padres a hijos, por lo su uso de artes místicas tiene siempre elementos característicos de origen ancestral que puede servir para identificar su procedencia.
Hadas Continentales
Las hadas continentales (Faerica sapiens eurasia) es la más común y la más diversa en apariencia entre todas las hadas, esto derivado de adaptaciones análogas a lo sucedido con la especie humana.
Su origen viene de las hadas que se expandieron por todo Europa continental, el oeste asiático y el norte de África, sin embargo, antes del siglo X d.C. ya podían encontrarse en casi todo el resto de África y Asia.
Debido a estar presentes en diversos lugares a lo largo y lo ancho de tres continentes, las hadas continentales son multiétnicas, a diferencia de las hadas gaélicas que comparten un núcleo cultural bastante definido, muchas adoptando las costumbres y tradiciones de la región dónde se encuentran, en ocasiones añadiendo elementos comunes con las hadas gaélicas.
Como se mencionó anteriormente, estas hadas tienen una apariencia bastante diversa que es influenciada por el lugar del cuál procedan, sin embargo, los colores inusuales de cabello y ojos siguen siendo una constante que les hacen resaltar. No obstante, la ocurrencia es mucho menor que en el resto de subespecies féericas. Además, el rasgo característico de esta subespecie es su mayor fuerza y resistencia física, equiparable a la de los humanos, la cuál suele ser menor en el caso de las hadas gaélicas y avalónicas.
Algo que comparten con las hadas gaélicas es que el uso de la taumaturgia es algo que se enseña de manera tradicional de padres a hijos, sin embargo, más que ser algo que se de dentro de la familia, es mucho más común la práctica de que se haga formando grupos de niños los cuales van aprendiendo de los padres por turnos, combinando la instrucción taumatúrgica con entrenamiento en habilidades de supervivencia apropiadas para el área en que residen y enseñanza de valores éticos, moral y filosofía, todo esto en una metodología que recuerda mucho a los grupos de escultismo (scouts) en la actualidad.
Como resultado, las comunidades de hadas continentales tradicionales son sumamente unidas, y a menudo se consideran más como familias o clanes que como simples aldeas, siendo muy conectadas a la naturaleza, en ocasiones más aún que las hadas gaélicas.
En cuanto a sus afinidades táumicas, las hadas continentales tienen una afinidad sobresaliente en la magia elemental, la cual cambia ligeramente dependiendo de la región los elementos en cuales se enfocan, y el espiritismo comparte con las gaélicas los conocimientos y uso de la evocación, sin embargo, se alejan de la infusión y se enfocan más en la realización, en especial el espiritismo de emanación.
Al igual que las hadas gaélicas, las poblaciones de hadas continentales solían manejar magia ilusoria y trampas para desorientar a intrusos, pero al vivir en ambientes más diversos, también se ayudaban de los elementos de la naturaleza a su alrededor para camuflar sus residencias o para disuadir a posibles invasores y visitantes no deseados. En el extremo opuesto, se sabe de historias y leyendas de comunidades de hadas que eran muy abiertas y hospitalarias con visitantes en el Medio Oriente, a menudo alrededor de oasis.
En la actualidad, la práctica de enseñanza comunal ha estado cayendo en desuso, sin embargo, hay grupos que impulsan el conservar estas tradiciones, invitando a hadas gaélicas y avalonianas, incluso a integrantes de otras especies inteligentes.
Hadas de Ávalon
La subespecie avalónica cuenta con una piel muy clara y la mayor parte de las hadas pertenecientes a ella tienen un cabello de color rubio platinado, como la mujer de la foto. Sin embargo, otras tonalidades como castaño y rojizo o los más inusuales azul, verde y morado siguen presentándose en su población.
Las hadas de Ávalon o hadas avalónicas (Faerica sapiens avalonensis) son un subespecie que surgió después de que un conjunto de hadas gaélicas entró en el demiplano existencial que constituye el territorio de la nación de Ávalon.
Durante mucho tiempo se hubo una hipótesis que todas las hadas venían de Ávalon, ubicándolas ahí como su lugar de origen, sin embargo, las investigaciones de feeriólogos, genetistas y genealogistas han descartado esa hipótesis en el año 2000, cuando aún se debatía si las hadas gaélicas o las hadas avalónicas eran las más cercanas al ancestro común.
No obstante, ambas subespecies comparten un gran número de similitudes genéticas y que llevó a muchos a pensar que se trataban de las mismas, apartadas solamente por cuestiones culturales y geográficas. Sin embargo, esto último se descartó con técnicas de análisis genético y taumogenético más precisas y recientes las cuales encontraron diferencias suficientes para designarlas como su propia subespecie a las hadas avalónicas.
Muy poco es conocido sobre como llegaron a Ávalon, demiplano que harían su hogar, en un período estimado entre los siglos III a.C y II d.C. Sin embargo, todas las hadas avalónicas cuentan con una “llave a Ávalon” en su información taumogenética que les permite entrar y salir de Ávalon a voluntad, siempre que cuenten con un cuerpo de agua lo suficientemente grande, como un pequeño lago, que pueda contener la “entrada” a Ávalon, que siempre se manifiesta como una isla o islote con una densa niebla rodeándole. La única entrada permanente a este extraño país y demiplano está ubicado en el Mar Irlandés, cerca de la Isla de Man, dónde la nación féerica cuenta con un consulado.
La apariencia de las hadas avalónicas es muy similar a gaélicas y continentales por igual, sin embargo, gran parte de ellas tiende a tener un cabello rubio platinado y piel bastante clara, con vestimenta que recuerda a una mezcla anacrónica de elementos antiguos de celtas, romanos y persas con estilos contemporáneos.
A diferencia de hadas gaélicas y continentales, las cuales cuentan con religión y elementos culturales similares a los de los pueblos humanos o élficos de su entorno, las hadas avalónicas tienen una identidad cultura propia y única, aunque son muy reservados en cuanto a la mayor parte de ello, incluso aquellas hadas que ya no residen en Ávalon.
La nación de Ávalon lleva siendo gobernada desde su fundación por la pareja de Oberón y Titania, como reyes absolutos y eternos, con nueve reyes menores a los cuales delegan funciones y fungen como consejeros. Dentro de la cultura avalónica, se atribuye a Oberón y Titania una longevidad y sabiduría y poder que rivaliza con la de algunos dioses. Sin embargo, dado a que rara vez han salido de Ávalon, y que es una especie de tabú que se cuestione esa creencia, no es posible saber más sobre la veracidad de dichas afirmaciones.
Oberón y Titania no solo son considerados los gobernantes supremos, sino que son las figuras de adoración dentro de su religión. La religión avalónica pone a sus reyes absolutos como dioses encarnados que velan por el Reino de Ávalon, guiándolos a la prosperidad y la magnificencia, protegiéndolos desde sus tronos y velando por su bienestar, y los nueve monarcas consejeros serían santos ante el pueblo.
Profesan que el estudio a profundidad de los misterios del universo es un llamado y una obligación de cada ser vivo con capacidad de pensar y cuestionarse sobre ello. Es el camino a una verdadera trascendencia. La curiosidad es un don de naturaleza divina, y el hambre de conocimiento una virtud y una necesidad por ser satisfecha.
Por ello, las hadas avalónicas cuentan con grandes dotes y conocimientos en ciencias naturales, magia, espiritismo, alquimia, lo que deriva en una cultura que se estima alrededor de entre 200 y 700 años por delante del resto del mundo en cuanto a desarrollos científicos y tecnológicos, en especial siendo grandes creadores de taumotecnología, además de que sus afinidades mágicas, espirituales y alquímicas naturales están muy bien balanceadas y son de alto nivel.
Sin embargo, debido a ser tan cerrados al mundo, poco de estas maravillas se han visto, y son reacios a compartir sus saberes por motivos de seguridad nacional, siendo más que nada sus habilidades naturales las que destacan al público en general, pero se ha visto muestra de su maestría tecnológica y de conocimiento en el armamento militar de los guardias que acompañan a figuras diplomáticas, en regalos hechos en tratados de comercio y en lo que se puede ver en las zonas turísticas de Ávalon.
En cuanto a sus principios filosóficos y religiosos, las hadas avalónicas y el Reino de Ávalon mismo se muestra bastante flexible a reconocer posturas muy distintas, incluso se declara que hay libertad de culto dentro y fuera de sus fronteras a todas la hadas y seres de otras especies sapientes, sin embargo, se considera una falta muy grave el desconocer a Oberón y Titania como deidades dentro de las fronteras de Ávalon, aún si el individuo es de una religión externa, y dependiendo del tono de la ofensa y las circunstancias, puede haber desde encarcelamiento, exilio e incluso pena capital.
Ávalon abrió sus fronteras al mundo de manera parcial después de más de 7 siglos en el año de 1951, después de que se tuvo una opinión favorable las hadas en general tras la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la mayor parte de su territorio no puede ser visitado por los nuevos turistas, dónde poderosos sistemas de seguridad taumatúrgica consistentes en magia de ilusión, trampas de desorientación y borrado de memoria de precisión quirúrgica esperan aquellos que quieran ir más allá de las regiones designadas, las cuáles son de una extensión nada despreciable.
Lo que queda más allá es sólo motivo para especulación y teóricos de la conspiración incluso dicen que Ávalon trama algo que podría traer desbalance al mundo, lo cual ha llevado a atentados terroristas en su contra, más lo que se sabe es que son sólo creencias infundadas impulsadas por el miedo a lo desconocido.
Hadas de Hueso
Representación gráfica del posible aspecto de un hada de hueso sin su indumentaria hecha con huesos.
Esta subespecie de hada (Faerica sapiens norsentinelensis) es endémica a la Isla Sentinel del Norte, la cual pertenece oficialmente al país de India como parte de las Islas Andamán y Nicobar, y es la que más difiere del resto de hadas.
Es la única subespecie que tiene diferencias morfológicas tan marcadas como uñas tan duras como garras y dientes tan duros como para triturar huesos, siendo la hipótesis más aceptada que se debe a activación parcial de genes heredados de sus ancestros.
Igualmente, la tenue iridiscencia del cabello que se presenta en ciertos tipos de iluminación en otras subespecies, en su caso se presenta en casi cualquier tipo de luz de manera muy intensa y localizada en mechones de su cabello.
Culturalmente, se comportan de la misma manera que los humanos en la isla, lo que les hace sumamente agresivas ante forasteros, siendo incluso más peligrosas que sus contrapartes debido a su uso de magia elemental la cuál pueden arrojar hasta a tres kilómetros de distancia. No obstante, lo más propio es decir que la etnia Sentinel adoptó la cultura de las hadas de hueso y no al revés, debido a la antigüedad en la isla de las segundas.
Además de un uso sumamente bélico de la magia, se les ha visto también hacer uso de invocaciones y conjuraciones para atacar a aquellos que se acercan a la isla, incluso nigromancia, por lo que hay evidencia de que su la afinidad que les otorga su taumogenética es la más distinta del resto de subespecies de hadas.
El nombre tan curioso de “hadas de hueso” que recibe esta subespecie se debe a la tendencia a utilizar como parte de su indumentaria adornos y accesorios hechos de huesos de aquellos enemigos a quienes derrotan y de bestias que cazan, lo que al final puede darles una apariencia muy intimidante. Por lo general llevan una máscara, a menudo incorporando fragmentos de cráneo y mandíbula de diversos animales (incluyendo humanos) con retazos de cuero.
Rara vez se les ve sin esta máscara, sin embargo, los pocos reportes antiguos de aquellos que pudieron ver a estas hadas sin ella y sobrevivieron, indican que sus rostros son bastante bellos, contrastando esto con su peligrosidad y agresividad. La veracidad de estas anécdotas, sin embargo, no ha podido ser comprobado en la actualidad.
Los nativos de Sentinel del Norte parecen haber heredado su estilo de vida tras siglos de convivencia con estas hadas que habitaban la isla desde hace muchísimo tiempo, lo que implica que en un principio no eran tan agresivas como lo son actualmente. El hecho que pudo cambiar tan drásticamente su comportamiento, lo que llevó a su aislamiento, es desconocido.
Sin embargo, hay otras teorías al respecto que sostienen que los humanos sentinelenses fueron, por alguna razón, admitidos por esta subespecie de hadas en su territorio en un pasado remoto, soportada esta postura en el hecho de esta etnia ve a las hadas de hueso como benefactores y campeones, y como figuras de veneración, como si se tratara de guerreros de élite o sacerdotes.
Ninguna de las dos opiniones respecto a la convivencia entre la etnia Sentinel y las hadas de hueso tiene evidencia y argumentos suficientes para ser confirmada.
Una máscara que perteneció a un hada de hueso, encontrada en buen estado en la Isla Labyrinth.
Las evidencias feeriológicas sugieren que, en un pasado distante, las hadas de Hueso estuvieron distribuidas por casi todo el Archipiélago de Andamán, sin embargo, es desconocido por qué en la actualidad están reducidas a solamente una de entre las más de 180 islas dónde se han encontrado vestigios de su actividad.
El estudio de los habitantes de esta isla, y no sólo restringido a las hadas, sino extendido a los humanos y el ecosistema también, es muy difícil dado que no hay manera de acercarse a Sentinel del Norte sin algún tipo de daño colateral, ya sea llevando algún patógeno externo a sus habitantes, que han estado aislados del mundo durante siglos en condiciones primitivas, o el peligro que representan estos isleños a la vida de quienes se acercan. Igualmente, hay un campo místico que rodea a la isla en casi dos kilómetros desde sus costas que interfiere con toda forma de clarividencia o adivinación en lo referente a su interior.
Si esta es la razón por la cual las hadas de hueso y la etnia Sentinel habitaron esta isla, probablemente huyendo o tratando de esconderse de alguien o algo, o si es mera casualidad es un tema de debate en la comunidad científica y combustible para múltiples teorías de conspiración tan prolíficas que superan a las que se hacen entorno a la nación de Ávalon.
Igualmente, no se puede investigar la fuente de dicho campo debido a la agresividad de la gente de la isla, lo que no hace más que limitar a investigar las propiedades de este campo desde una distancia segura a no menos de 3 kilómetros, dejando demasiadas cuestiones a conjeturas y especulación, lo que lleva a esta subespecie tan rara y peligrosa, así como la población humana y la isla misma, a estar envueltos en un velo de misterio que sólo el tiempo decidirá si se descubrirá sus secretos algún día.